viernes, 7 de noviembre de 2008

Temblor

Observo mis manos que no son del color que deberían, un temblor que las coloca, de la forma en que intimidan.
El escondite de mi mente, donde guardo los recuerdos, que en un dia me dijeron, que ya no volverían. Y sin embargo han llegado, para revolver lo que no existía.
Y me miro en el espejo y reconozco la mirada, de la extraña que me dice, que esto ya lo sabía.
Si me ecuchas un momento verás que no mentía, que las cosas pasan, del modo en que debían.
Si me siento y me detengo, el temblor me da la vida, que en momentos se me escapa, por la puerta de aquel tranvía. El tranvía que recordaba la vida que no vivía, la esperanza siempre enterrada y presente en mi agonía, la que me hace sonreír por pensar que no era mía.
Y mis manos tiemblan, al compas de la melodía, la retahíla conocida por momentos de mi ira.
Y no quiero pensar que todo llega y se va, que si escucho siempre aprendo y que si me callo lo pierdo.
No pienso que nada valga, para explicar lo que yo siento, pero las palabras se entrelazan para mostrar mis movimientos.
Sin sentido ni desorden, mi cabeza es un tormento, de temblores y salidas, a lugares muy concretos.
No se si termino o bien empiezo, pero se que lo que digo viene a ser lo que no pienso.

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