martes, 11 de noviembre de 2008

Aprender

Ocurrió, porque tenía que ocurrir, necesitaba saber y era algo que los dos sabíamos que pasaría. Tenía que pasar para que el mundo encontrara su eje, nuestro mundo.
Lloré, porque sabía que el sacrificio había sido mayor de lo que esperaba, porque descubrí lo que quería saber y me sentí feliz y triste al mismo tiempo.
Odié, odié todo lo que tenía que ver con él, odié la confianza que deposité y agradecí que su máscara cayera tan pronto, que los sueños fueran sólo sueños y que mi imaginación fuera más fuerte.
Sentí ser frágil y te vi grande.
Te adoré por tu bondad, tu comprensión y tu entendimiento, por tu respeto, por tu amor.
Fueron tiempos de altos y bajos, sobre todo bajos. Los dos dijimos cosas que no sentiamos, sabiendonos en una obra de teatro, pero tras el desbordamiento, todo se encauzó. Volvimos a parar el tiempo, volvieron a sonar los tambores y volvimos a distinguirnos del resto del mundo.
No tengo nada que explicar que no sepas ya, pero lo he recordado, recordé la noche en que te expliqué, la noche en que el mar inundó el cuarto, los ojos que asentían mientras hablaba, las manos que mesaban mi pelo mientras agotada miraba la pared. Recordé tus palabras...
Sentí mi lado malo que empujaba fuertemente y tu sonrisa diciendome que yo no sería mala ni aunque me lo propusiera con todas mis fuerzas...y yo me enfurruñé y puse cara de mala, y te dije que no me conocías, que sentírias el dolor de estar a mi lado, que todo estaba a tiempo de detenerse...pero tú estabas seguro, dijiste que aguantarías el peso del mundo, confiabas en mí y sabías que todo saldría bien.
Tenías razón, salió como tú decías, y me sentí niña, ingenua, inocente, engañada y decepcionada con el mundo.
Y tu me abrazaste y me dijiste que la vida era así, que no dejara que esas cosas apagaran mi luz, que volviera a sonreir para que el mundo volviera a girar.
Y "con viento del este me hiciste una cama, soplaste sobre ella para templarla y con tu murmullo de tubo de agua, me cantabas nanas sin letra..."
Aprendí, aprendí sobre mí, sobre tí, sobre las personas y el amor, sobre la confianza y la fidelidad. Aprendí sobre lo bueno y lo malo, sobre la bondad y la malicia.
Aprender es lo bueno de creer, de creer que las cosas tienen siempre un porqué, que nada es lo que parece a simple vista, que si indagas, encuentras y que si no quieres saber, nunca entenderás.

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