sábado, 26 de octubre de 2013

Gritar

Segundos que parecen eternos cuando sientes explosión, derrumbe y dolor en un gesto enmudecido.
Lágrimas que gritan lo que tu ser no consigue emitir con sonidos.
Buscar en un teclado el botón de gritar.
Cómo expresar la agonía de vivir, la desidia de soñar, la velocidad de languidecer.

Buscar en tus registros alguna palabra que pueda sugerir aunque sea levemente la intensidad sentimental de tu sufrir.
Porque sufres.
Aunque sonrías, aunque sigas respirando, aunque sigas cumpliendo.
Sufres.

Y de repente nada. Te bloqueas.
No hay palabras.

Quieres gritar. Liberar tu dolor. Pero sabes que nada aliviará lo que llevas dentro.
Y te enmudeces.
Y recoges las lágrimas.
Y te quedas bloqueada.
No hay gritos.
Nada.

Nada ni nadie cambiará nada. El arte de sorprender se ha extinguido.
El pesimismo ha empezado a ganar terreno, y con la intensidad de tu ser, siempre es más grave de lo que parece a simple vista.
La culpa es tuya. Todo empieza y termina en ti. Dónde está tu magia.
Estúpida.
Y lo vuelves a hacer. Porqué lo haces?
No es culpa tuya. Despierta. Grita.

Diálogos monologados. Sencillas complicaciones. El desastre de vivir.

Vivir es lo que tiene.


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