martes, 3 de diciembre de 2013

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Vueltas, vueltas y más vueltas. Mi cabeza no deja de dar vueltas, recapitulando, revisando cada una de las palabras, cada momento, cada sentimiento…

No entiendo, no comprendo, aunque en el fondo supongo que lo sabía. Ilusiones que se esfuman en un abrir y cerrar de ojos, posibilidades que se escapan.

No se debe esperar nada para no sentir que pierdes algo. Pero lo pierdes, y lo sientes, vaya si lo sientes.

Un corazón que ya no funciona, quizá ya no es el mío, me lo han cambiado. No hace ruido, es tímido y pasa desapercibido. Está ahí, pero aún no puede despertar.

Y momentos que parece que respiras, que conectas y pasa tan rápido que casi no eres consciente, y tan rápidamente se esfuman…

Y toca volver a reponerse, de otra manera, pero todo es un continuo levantar cabeza, y por momentos crees que ya no puedes aguantar más, pero aguantas. Y te acostumbras a que el reponerse sea tu estado natural, y te encierras en tu caparazón para no dejar que nadie se acerque a tocarte.

Desaparecer en un agujero en el suelo, esconderse en un rincón, como un castigo, pero también una salvación.