jueves, 31 de marzo de 2011

Vacío blanco


Esa sensación de cuando lo echas todo fuera.
Tras esos momentos de tensión, de no saber controlarte, de vomitar y escupir parte de lo que te enferma.
Después. Después de eso te calmas. Te sientas. Miras la nada y te sientes vacía. Perdida sin saber qué hacer, qué sentir, qué decir. Sin conocerte.
Nunca habías tenido la mente en blanco, y te encuentras en un momento pensando en pensar, en hilar palabras en tu mente para no estar en ese vacío blanco. Totalmente nítido y nada.
Conoces el vacío. Conoces el sentirte vacía. No es esto. Esto es vacío blanco.
Es la sensación de blanco. Inerte.
Te asusta, pero no sientes miedo, no sientes nada. Quieres sentir miedo, y no puedes. Quieres sentir.
Cuando consigues pensar sobre ésto, empieza a correr de nuevo la vida por tu cuerpo. Parecía haberte abandonado, pero siempre estuvo ahí, fuera de tí, o tú fuera de ella.
De nuevo en casa. Sientes el aire entrando en los pulmones, y respiras profundo. Asegurándote de que lo haces.
Respiras.
Vives.