lunes, 26 de abril de 2010

Estrella apagada


A veces el soplo del aire es tan fuerte que puede apagar una estrella.
Su brillo dejó de latir por un momento.

Era una estrella más, una de tantas y tantas que hay en el cielo, y ella creyéndose más brillante, más azul... pero solo era un minúsculo puntito rodeado de millones.

Ingenua e inocente, sorprendida de ver pasar cometas y estelas, meteoritos y satelites como si fuera la primera vez.

A veces corría junto al sol, a contarle los momentos sorprendentes que descubría en el universo, y arrepintiéndose cuando el sol la reñía... porque lo que a ella sorprendía, a él le aburría, no le gustaba.
Lleva demasiado tiempo viendo las mismas cosas... veterano del universo, ojos incandescentes, viéndolo todo desde su perspectiva amarilla...
Estrella perdida.
Una luz que se apaga al llegar el alba.

Sola, perdida en la inmensidad azul del cielo, se esconde tras un planeta, esperando que las tormentas solares no la alcancen demasiado, soñando que su luz no se apague pronto, que aun pueda vivir para aprender, para ver, para soñar, para volar... distinguiéndose del resto, porque aunque los demás no lo vean, ella sabe que no es una estrella cualquiera, su brillo es especial...

Concentrándose en brillar, cerró los ojos y empezó a soñar.

viernes, 9 de abril de 2010

Sabiéndome


Y sabiéndome parte indispensable de mi estado cuerdo, me presupuse irreal.
Pensé ser etérea y eterna.
Soñé volar y predecir.
Creí ser viento y marea, mi parte vanal e incompleta.
Mi imaginación herramienta indispensable para la superviviencia, para alimentarme de magia...
Ficticia en mis designios, verdad de siglos de tradición y obligación.
Consciente de mi caducidad y mis limitaciones, crédula en mis sueños y posibilidades.
Verborrea que me muestra la volatilidad del ser, imágenes que me muestran la realidad del hombre.
Mi mundo en una mano, los sueños en la otra, tendiéndolas a los lados en espera de agarrar otros mundos, otros sueños...
Creí poder vivir inmaculada de esta sociedad, única en mis movimientos.
Soñé creer y poder.
Pensé ser cierta y mágica.
Y sabiéndome parte indispensable de mi estado perturbado, me presupuse real.